Sé que no he sido demasiado constante con haceros saber que iba al expocómic de Madrid, de hecho, solo puse un tweet al respecto si no recuerdo mal, pero es que no se me ocurría una buena forma de anunciároslo.
El viaje, como siempre, fue de la mano de Daibus, pero esta vez tuvo un incentivo para hacer que el viaje mereciese la pena: Había telecitas en los asientos, como en los autobuses de Madrid-Barcelona. Mi reacción fue tanto de asombro como de decepción, pues en mi anterior viaje perdí mis auriculares, y aunque hubiese un dispensador de ellos, oculté mi pereza de comprarme unos con la excusa de que tenía demasiado sueño (Como sabréis el bus de mi ciudad a Madrid viaja por la noche, de 21:30 a 6:00 o algo así).
Aunque el viaje fue ameno hubo un hombre que parecía estar seriamente constipado, pues se pasó tosiendo y estornudando durante las 7 horas y pico que duró el viaje, impidiendonos dormir a mí y a mi pareja durante el trayecto (Pobre hombre). Además, la consola se me quedó sin batería demasiado pronto, así que tuve que resignarme a pasarme todo el viaje intentando hacer oidos sordos al señor resfriado, porque, aun teniendo pantallita, no había un p*** enchufe donde cargar mi consola.
Finalmente, llegamos a Madrid.
El viaje, como siempre, fue de la mano de Daibus, pero esta vez tuvo un incentivo para hacer que el viaje mereciese la pena: Había telecitas en los asientos, como en los autobuses de Madrid-Barcelona. Mi reacción fue tanto de asombro como de decepción, pues en mi anterior viaje perdí mis auriculares, y aunque hubiese un dispensador de ellos, oculté mi pereza de comprarme unos con la excusa de que tenía demasiado sueño (Como sabréis el bus de mi ciudad a Madrid viaja por la noche, de 21:30 a 6:00 o algo así).
Aunque el viaje fue ameno hubo un hombre que parecía estar seriamente constipado, pues se pasó tosiendo y estornudando durante las 7 horas y pico que duró el viaje, impidiendonos dormir a mí y a mi pareja durante el trayecto (Pobre hombre). Además, la consola se me quedó sin batería demasiado pronto, así que tuve que resignarme a pasarme todo el viaje intentando hacer oidos sordos al señor resfriado, porque, aun teniendo pantallita, no había un p*** enchufe donde cargar mi consola.
Finalmente, llegamos a Madrid.